miércoles, 4 de febrero de 2009

ARTE Y LITERATURA

I

El arte y la literatura[1]

La obra artística.

La palabra arte posee significados muy diversos. Designa unas veces el procedimiento habitual, apoyado en un conjunto ordenado de reglas, para hacer alguna cosa («arte de hablar y escribir correctamente», «arte de tallar la piedra»). Indica también la habilidad, maestría o primor en la ejecución («trabajo hecho con arte»); y se aplica asimismo a ciertas actividades manuales u oficios («artes gráficas», «arte de albañilería»).

Pero en la vida cultural se emplea con otro sentido: arte es la creatividad espiritual por medio de la cual crea el hombre obras con fin de belleza. Todo ser humano, por rudo e ignorante que sea, experimenta la necesidad de representar en forma bella sus imaginaciones. ideas o sentimientos; esa necesidad se satisface gracias a la creación artística. El niño que traza sobre el papel caprichosas figuras; el pastor que adorna su cayado grabando en él dibujos geométricos; el alfarero que decora cuidadosamente sus vasijas; cualquier hombre cuando intenta, con sus palabras, expresarse de manera más atractiva, todos practican la actividad artística, de modo esencialmente igual a como lo hacen el pintor, el músico o el poeta. Pero mientras las obras torpes o vulgares carecen de interés, las de verdadero valor por su insigne hermosura perpetúan en forma duradera el espíritu de los individuos y pueblos que las han creado, y constituyen un perenne manantial de goce. Si la ciencia se esfuerza por el descubrimiento de la verdad, el arte intenta saciar otro de los grandes anhelos humanos, la realización de la belleza.

Las Bellas Artes

Dentro de la actividad general del arte se distinguen multitud de variedades. Atendiendo al fin perseguido, se llaman artes puras las que tienen como objeto primordial la belleza, sin utilidad material en la obra misma (música, poesía, escultura, pintura, danza); y artes aplicadas o decorativas las que pretenden satisfacer una necesidad material, sin que en ellas la belleza pase de ser elemento secundario (rejería, tejidos, artes suntuarias).
Las principales manifestaciones del arte son las llamadas Bellas Artes, en cuyo número se suelen incluir la arquitectura, la escultura, la pintura, la música, la poesía y, frecuentemente, la danza. La arquitectura emplea masas y proporciones, con fines generalmente utilitarios; la escultura usa iguales medios de expresión, pero con propósito esencialmente figurativo; la pintura se vale de proporciones, líneas y colores. Estas tres artes se llaman artes plásticas o del espacio, a diferencia de la música y la poesía, cuyas obras no ocupan lugar, sino que se desarrollan a lo largo del tiempo; por eso reciben el nombre de artes del tiempo, y también artes rítmicas por ser en ellas el ritmo esencial factor expresivo. En la música el ritmo se aplica a combinaciones de sonidos, y en la poesía a las palabras. En la danza intervienen a la vez elementos plásticos – masas corpóreas – y rítmicos – movimientos distribuidos en el tiempo.

Poesía y literatura

La poesía es, pues, el arte que tiene por instrumento expresivo la palabra. Esto supone ya una gran restricción de significado, pues en griego poíesis equivalía a «creación», «obra» en general. Pero aún se usa poesía en acepción más concreta, limitada a la creación artística en verso, o al género más puramente estético del arte de la palabra.

En su sentido actual más amplio, poesía coincide en muchos aspectos con el término literatura (del latín litterae, «letras»), que designa también el arte de la palabra. Bien es verdad que poesía pone más de relieve la intervención de la actividad creadora. Obra literaria es la creación artística expresada en palabras, aun cuando no se haya escrito, sino propagado de boca en boca- Literatura significa además «conjunto de obras literarias de un país, época o género», y así podemos hablar de literatura griega, literatura medieval o literatura didáctica. Finalmente, literatura vale también para indicar el estudio y análisis de la creación literaria en general.

Retórica, Poética, Preceptiva literaria

Ya en el mundo griego se intentó convertir en estudio razonado las observaciones relativas a las obras literarias y su composición. El género que en este sentido atrajo más pronto la atención de las gentes fue la oratoria, cosa explicable dada la importancia que para la vida política y aun para la privada tenían la exposición elocuente y la hábil argumentación.

Se atribuye a Empédocles de Agrigento (siglo V antes de Jesucristo) la invención del nombre de Retórica para la enseñanza técnica de la oratoria; Córax y Tisias, discípulos de Empédocles, y los sofistas, que creyendo imposible el conocimiento de la verdad, aspiraban a dar apariencia de verdad a cualquier teoría, sin importarles su contenido, dieron gran impulso a la naciente disciplina. Después sus más importantes cultivadores fueron Aristóteles y Longino, y entre los romanos, Cicerón y Quintiliano, este último nacido en España.

A Aristóteles se debe la primera Poética, tratado en que analiza el carácter fundamental del arte – que para él es la imitación – y los distintos géneros poéticos. Extraordinaria fortuna ha tenido el Arte poética, de Horacio, llamada también Epístola ad Pisones, por estar dirigida a los hijos del noble romano Pisón. literatos noveles a quienes el poeta alecciona sobre las condiciones y dificultades de cada tipo de poemas. En el Renacimiento, al volver la admiración por los escritores grecolatinos, las observaciones y consejos de Aristóteles y Horacio se convirtieron en leyes de indiscutible autoridad. Entre los siglos XVI y XVIII se multiplican las poéticas de gusto clásico, como las de Scalígero (1588), Boileau (1674) y el español Luzán (1737); no se limitaban sus autores a registrar los usos habituales en los poetas, sino que formulaban las reglas a que éstos debían sujetarse, según el parecer de los teorizantes. También las retóricas de entonces tenían carácter normativo y estaban fuertemente inspiradas en los maestros de la antigüedad. La misma orientación siguió predominando en estas enseñanzas durante el siglo XIX, a pesar de que los escritores hacían caso omiso de las reglas clásicas, proclamaban la libertad artística y ensayaban géneros desconocidos hasta entonces.

En época reciente se quiso reunir bajo un solo nombre los estudios hasta entonces designados con los de Retórica o Poética, y a la vez abarcar otras clases de obras literarias. El nombre adoptado fue el de Preceptiva literaria, hoy impropio ya porque no creemos en la utilidad de dictar preceptos a los escritores. Son ellos quienes con sus creaciones abren las rutas del arte, y la tarea que nos incumbe es la de acercarnos a sus obras y prepararnos a comprenderlas.

[1] LAPESA, Rafael. Introducción a los estudios literarios. España, 1979; 12ª ed.; Editorial Cátedra. 201 págs.

MATERIALES PARA LITERATURA I

Máxima

Por entrado que estés en años y por hábil que seas, si alguien te enseña algo que no sabes, por fuerza serás más hábil, y ese alguien por fuerza será tu maestro.
Platón.